jueves, 18 de octubre de 2012

¿Cómo funciona el proceso electoral en EE.UU.?



Elegir al presidente de los Estados Unidos parece facil... decide tú.

A primera vista, el sistema para elegir al presidente de EE.UU. es bastante sencillo. A diferencia de otros países, los estadounidenses votan directamente al líder que quieren (en lugar de votar a representantes locales o partidos de un parlamento que luego eligen a su propio líder). Con solamente dos partidos importantes entre los que elegir, el 6 de noviembre, los votantes van a efectuar una elección directa entre Barack Obama y Mitt Romney.


Pero por supuesto, no es tan simple...

El voto popular


Para empezar, el candidato que recibe más votos en todo el país no necesariamente se convierte en presidente. Eso es así porque los votos se cuentan en base a los estados y no a nivel nacional. Notablemente, este fue el caso en 2000, cuando el demócrata Al Gore ganó el 'voto popular' contra el republicano George W Bush por más de 500.000 votos, pero, por poco y con mucha controversia, perdió la elección según el conteo estado por estado

El colegio electoral


Pero la carrera presidencial es más que simplemente ver quién ganó la mayoría de los estados: algunos estados son mucho más valiosos que otros. En última instancia, el presidente lo define el 'colegio electoral', conformado por 538 votantes (arriba) que representan los 50 estados (más Washington, D.C.).

Los diferentes estados obtienen distintos números de votantes según el tamaño de su población. Entonces, California, con una población de más de 37 millones, tiene 55 votos en el colegio electoral, más del 10% del total, mientras que Wyoming, con su población de alrededor de 560.000, obtiene solamente tres votos.

La mayoría de los estados asignan sus votos del colegio electoral en la modalidad 'el ganador se lleva todo', es decir, que, incluso si un candidato únicamente gana el estado por un margen pequeño, aun así va a obtener todos los votos del colegio electoral de ese estado.


El ganador se lleva todo


El resultado de este sistema es que cada candidato participa en una contienda para obtener los 270 votos del colegio electoral necesarios para la victoria. Pero, como el margen por el que el candidato gana un estado no afecta la cantidad de votos del colegio electoral que recibe -si gana, obtiene todos-, no hay incentivo para que los candidatos intenten atraer a los votantes de estados en los que no tienen una posibilidad realista de ganar.

California tiene 55 votos, pero, con Obama liderando por amplio margen las encuestas de ese estado, Mitt Romney no va a perder el tiempo intentando convencerlos. Texas tiene 38 votos, pero Obama no se va a molestar en conseguirlos en un estado ampliamente republicano. En la práctica, el resultado de la vasta mayoría de los estados se vuelve obvio mucho antes del día de elecciones, a lo que se suman los candidatos que van a pasar casi todo el tiempo haciendo campaña en los diez o menos 'estados indecisos', donde el resultado todavía no es definitivo. De hecho, uno de los analistas políticos de los EE.UU. estimó que toda la elección se definiría por alrededor de 900.000 votantes 'indecisos' en solo seis estados.


Estados indecisos


En esta elección, a menos que ocurra algún suceso o escándolo alarmante que cambie radicalmente la opinión de las personas, más de 400 votos del colegio electoral ya están asegurados para un candidato o el otro. Es más, siendo realistas, hay solamente 9 estados, con un total de 110 votos del colegio electoral, en los que el resultado es incierto.

Ellos son Florida y Ohio (ambos conocidos estados indecisos en los que se han definido elecciones anteriores), Colorado, Iowa, Nevada, New Hampshire, Virginia, Wisconsin y Carolina del Norte. En el momento de escribir este artículo, las encuestas de opinión en todos ellos, excepto Carolina del Norte, mostraban una sólida delantera para Barack Obama.

El camino a la presidencia


Estos estados indecisos llevaron a las dos campañas a realizar cálculos complejos para resolver todos los caminos posibles para obtener el puntaje mágico de 270. Actualmente, Barack Obama corre con ventaja: tiene 237 votos del colegio electoral de los estados que (según las encuestas actuales) puede considerar seguros, mientras que Mitt Romney tiene solo 191. Sumados a estos Wisconsin y Ohio, donde actualmente obtiene la cantidad suficiente como para apenas contarlos como estados indecisos, y Obama está a solo cinco votos del colegio electoral de la presidencia.

Como resultado, Obama tiene muchos más camino recorrido a la presidencia que Romney. Podría darse el lujo de perder estados importantes como Florida, Carolina del Norte y Virginia -en los que ganó en 2008- y aún así ganar cómodamente. Mitt Romney, por el otro lado, tiene que ganar prácticamente en todos los estados a los que apunta para tener una oportunidad de ver la victoria.


¿Todos los votos cuentan?


Con el resultado de la elección presidencial posiblemente reduciéndose a un pequeño número de votos en una minoría de estados, ambos partidos principales hacen todo lo que está a su alcance para garantizar todos los votos posibles -y los mínimos votos en contra- que se cuentan en los estados indecisos. Esto puede incluir enormes operaciones para 'lograr el voto', introducir leyes que puedan desalentar a ciertos grupos de votar y, cada vez más, tener un ejército de abogados a la espera para desafiar los resultados.

No existe un método uniforme de votación en todo EE.UU.: los distintos estados usan distintos métodos para postular las elecciones y conseguir y contar los votos. Insisto, esto se hizo evidente en 2000, cuando el resultado de toda la elección se redujo a la polémica de si cada voto de Florida había sido contado correctamente. Florida usó un sistema de tarjetas perforadas para votar en ese entonces, y muchas de las discusiones giraban en torno a los 'papelitos colgantes', los votos en los que las tarjetas habían sido parcialmente perforadas, lo que significaba que las máquinas de cálculo no podían leerlas correctamente (los votos se ven siendo examinados a mano, arriba).

Al final, la elección de 2000 se decidió mediante una larga batalla de un mes en la corte que, en última instancia, paró en seco una serie de segundos escrutinios. George W Bush ganó Florida oficialmente y, en consecuencia, la elección, por apenas 537 votos (de casi 6 millones); todavía no se sabe quién hubiera ganado si hubiera habido un segundo escrutinio completo. Por eso, tal vez no sorprenda que ambos partidos vayan a tener abogados cerniéndose sobre cada voto discutible.


Contiendas menores


La elección presidencial no es lo único que se vota el 6 de noviembre, los estadounidenses también van a elegir a un tercio del Senado y a todo el Congreso, además de votar una serie de gobernadores y otros numerosos oficiales locales, sumados a referendos en varios temas y leyes propuestas. En general, estos otros votos no afectan la campaña presidencial, es más, por lo general, es al revés: el éxito del candidato presidencial de un partido repercute en estas contiendas 'menores'.

De todos modos, un político local popular (o impopular) en particular, o un tema local polémico, pueden a veces tener un impacto sobre la campaña para la Casa Blanca y motivar a más de un partidario a votar. Por ejemplo, comúnmente se cree que en 2004 el gran número de estados que tenían referendos para prohibir el matrimonio homosexual sacó a relucir a los conservadores cristianos, lo que contribuyó a que George W Bush ganara la reelección (aunque qué tanto afectó esto realmente es discutible).

















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