Poesía negroide: Fortunato Vizcarrondo
Fue en la escuela intermedia Las Américas en Puerto Nuevo en donde por primera vez sentí lo que era la poesía negra. Un maestro de español trajo a un estudiante a declamar esos versos que nos cautivaron a todos en el salón. Allí me enamoré…
Me transportaron al Barrio San Antón de Ponce en donde nací con comadrona en el 1950. San Antonio era un barrio de negros, pobre pero muy alegre. Tan alegre que fue allí donde nació la plana y también allí se hizo Isabel La Negra. Papi tenía sin pasto como. De tres cuerdas en donde criaba sus vacas y sus cerdos. Yo era su sombra y siempre que me lo permitía lo acompañaba a ordeñar la vaca. Aun cuando nos mudamos de allí a la calle Estrella, el mantenía su pasto. Recuerdo una noche volviendo de San Antón a la Estrella pasar por un callejón en donde se tocaba plena y la gente cantaba bebía. Era para mí una fiesta… Pero recuerdo a papi ir hacia la casa de donde provenía el jolgorio y quitarse el sombrero y hablar c on un negrito y su esposa. Allí en la calle había una mesa con un mantel blanco y muchas flores y lo que parecía se como una muñeca. Ante mis preguntas, papi me dijo que no era una fiesta sino un velorio y lo que parecía una muñeca era un bebé. Nunca usó la palabra baquiné, pero al yo crecer comprendí que eso es lo que era.
Mis amiguitos del barrio eran todos negritos y el viejo barrigón que vendía las alcapurrias de yuca y otras frituras, mas negro no podía ser. Aunque blanco de piel, era raza y esa cultura para mí no era desconocida.
De Ponce saltamos a la loza y tres años después a Carolina. Otro pueblo costero en donde la raza negra no se puede ocultar y es esa la que prevalece y manda.
Entré a la escuela superior Julio Vizcarrondo Coronado en donde la mayoría de mis amistades eran negros. Alli me atreví a decir mis primeros versos negroides y fue la maestra de teatro de la High, Ludmila Trenche Viera la que me empujó para que lo siguiera haciendo. Y lo hice miles de veces en fiestas, graduaciones, radio, televisión y hasta en Patronales. Para mí el hablar como los negros de aquella época no era difícil porque había convivido con ellos.
En faraón del verso negroide lo era Juan Boria y yo le seguía los pasos. Lo llegué a conocer y fuimos invitados ambos a hablar sobre el tema en una escuela superior. El por supuesto me llevaba una gran delantera, además de los años, su color. El era negro y yo tenía que convencer a todos. Del negro que yo llevaba dentro.
Leí todo lo que pude sobre el tema y recuerdo perfectamente que luego de una entrevista que tuve con Osvaldo Agüero, el sonidista de la estación, un cubano , me regaló un disco de un declamador negroide cubano: Luis Carbonell. Puede comparar su estilo cubano con el recitar negroide de Puerto Rico.
Pero me faltaba conocer a un poeta negroide. Por medio de su hija logré entrevistarme con su padre: Fortunato Vizcarrondo, autor de “Y tu Aguela, adonde está”, entre mucha otras.
Aquí les comparto esa conversación que tuve con don Fortunato. La entrevista la hice más o menos en 1975. Casi 50 años atrás. LES ADELANTO QUE NO ES LA MEJOR GRABACION.
Espero que la disfrutes.