Mostrando las entradas con la etiqueta El campamento de la abuela. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta El campamento de la abuela. Mostrar todas las entradas

domingo, 29 de junio de 2014

El campamento de la abuela







Yoyo o  Jo-Jo, así le dicen los nietos a la abuela. Yo soy Belo...

Bueno, pues Yoyo, la abuela, todos los años coge una semana de vacaciones para pasarla con sus cuatro nietos. De Domingo a Domingo los niños son de ella... un breakesito para sus papás y una tremenda oportunidad para los primos compartir entre ellos, conocerse y amarse. Para los abuelos una bendición.

Yoyo se prepara y al conocer a todos sus  nietos hace una compra especial. La alacena o pantry se llena de todas las golosinas que a ellos les gusta. El freezer se atesta de
mantecados, paletas de todos los sabores... productos congelados que ellos mismos pueden hacer en el microondas cuando tengan hambre y cuando ellos quieran. La semana es para comer lo que ellos quieran cuando ellos quieran, las veces que quieran.

Claro que Yoyo pone reglas y hay que seguirlas. Ella tiene unas tarjetitas que se las entrega cada vez que hacen algo bueno and believe me, ellos compiten por tener el mayor número de las famosas tarjetitas. Se pasan buscando la manera de hacer algo bueno para ganar una tarjetita...

Durante toda la semana, Yoyo busca las maneras de entretenerlos. Los lleva de paseo, visitan parques, se van de shopping, un día hay un field trip, este año pasaron el día en Typhon Lagoon...

En la casa los televisores están en canales de muchachería. Cada uno tiene ipods o ipads y cuando hay mucho silencio es que cada uno está juquea'o...

La piscina es el mayor atractivo, se pasan horas y horas. Lo bonito es que ellos mismos se inventan juegos y competencias. Los mayores tenemos que usar los cronómetros de los celulares para tomar el tiempo... y lo cogen bien en serio...

Yo trabajo la mayor parte de mi tiempo desde la casa y ellos lo saben, por lo tanto saben respetar mi oficina y mi espacio.

El Sábado es el último día del campamento y al caer la tarde vamos todos a cenar a un restaurante para celebrar. Generalmente a un buffet para que ellos escojan lo que quieran comer. La última tarjetita de buena conducta se la ganó el nieto varón al abrir la puerta del restaurante a unos viejecitos. Por ello se ganó las gracias de los viejecitos y las palabras bonitas que ellos dijeron de él. Nos hizo sentir muy orgullosos...

Por la noche es el Talent Show y cada cual va a demostrar sus talentos. Para ésto han estado practicando y tengo que decir que lo cogen muy en serio. Habrá medallas y trofeos de los cuales cada uno se ganará la misma cantidad.

Por el buen comportamiento y compañerismo también habrá premios en metálico...

El Campamento de la abuela es una tremenda experiencia que une más a nuestra familia y es una buena experiencia para los nietos que yo seno olvidarán por el resto de sus vidas.

Cuando yo era muchacho Milla no tenía muchas opciones. Éramos un montón y ella se volvía loca. Yo no tenía abuelos.

Recuerdo que ella alquilaba un carro público que nos dejaba en el rio Maraguez o la playa Las Cucharas. Compraba un saco de mangós. Llevaba un caldero de arroz con Pollo y habichuelas guisadas. Los platos eran de lata, no existían los de cartón, los vasos plásticos. Pasábamos el día hasta que llegaba el chofer del carro público a las cinco. Así eran los pasadías.

Milla también nos repartía entre las amistades y familiares. Nos mandaba generalmente en la línea a San Juan. Uno para la casa de titi Idilia, otro para la casa de Lilliam, otro para la casa de Boisjolí... Allí estábamos de una semana y hasta había veces que los dos meses. Yo me quedé en los tres sitios y el cariño que nos daban era inmenso... pero había que ganarse las vacaciones y para ello Milla nos enseñó a trabajar ayudando en la casa de nuestros  anfitriones... se iba con uno o dos pesos que tenían que durar toda la estadía.

Recuerdo haber estado en campamentos que organizaba la Iglesia Presbiteriana de Ponce en el Pueblo de Las Marías, en un monte bien adentro en el campo...  Fueron experiencias que aún de adulto recuerdo con mucho agrado.

 El verano para los muchachos es tremendamente esperado, para los adultos un dolor de cabeza... pero pa' eso estamos la familia y especialmente nosotros los abuelos...