Así como mi
sobrino nieto, el dj Luian, cometió la torpeza y la inmadurez de ofender la memoria
de un grande en la música popular, Ismael Rivera, ofendiendo a su familia y
seguidores, así también él ha sido masacrado y tristemente insultado.
Al insultarlo
a él, también nosotros su familia hemos caído en su desgracia.
Puede usted
estar seguro que yo no puedo aplaudir las palabras usadas por él para llevar el
mensaje inocente que él quería llevar: entiendo que simplemente quería unirse a
la palabras de su amigo en que en esta época nadie en su claque sabe quien es Ismael
Rivera. Lastimosamente ustedes le han dado un tapaboca de que estaba
equivocado. Y lo está.
Pero, en esta
época en donde la palabra “cabrón” no se sabe si es un insulto o un alago, en donde
las malas palabras son la orden del día y mientras más las uses más “a fuego” estás,
cosa que yo personalmente no aplaudo, no me sorprende lo sucedido.
¿Qué lo
hizo mal? Definitivamente, pero tuvo la valentía de admitirlo y pedir
disculpas.
A los que
se molestaron en incluir a sus padres y a nosotros su familia en este embeleco,
les puedo asegurar que Luian se crió en un familia con muchos valores éticos,
morales, culturales y religiosos. No somos poca porquería. El decidió prestarle
más atención a un género que aunque no sea mi preferido es su género. El ha
aprendido a conocerlo y a darlo a conocer. El, sin que muchos de ustedes lo
sepan, es de los que ha ayudado a ese género a crecer, a transformarse y ser lo
que es hoy día a nivel mundial, nos guste o no nos guste.
Luian es de
los héroes detrás de las cortinas. Lo ofendes a él y me ofendes a mí, y tú a mí
no me conoces ni al resto de su familia tampoco.
Tratar de
destruir su carrera, que nadie se la regaló y por la que tanto ha luchado y
sudado es una venganza sucia.