Yo no
pretendo ser un libro de historia. Mis relatos se basan en lo que yo me acuerdo
o me contaron los que vivieron esa historia.
Entra el
mes de Mayo y me acuerdo siempre de las Fiestas de Cruz de la Calle Estrella de
Ponce, mi pueblo. Yo no era católico, pero este tipo de celebración era más una
tradición, un jolgorio en mis ojos de niño que una devoción religiosa. Con el
tiempo sí realicé su significado religioso.
En la calle
Estrella, las fiestas eran organizadas por las hermanas del pelotero Pancho
Coimbre , Angela y Luisa, no se me olvidan sus nombre con la ayuda de Isabel,
la cual cariñosamente llamábamos “El
Imparcial” y la mamá del notorio Doctor
Hoyos a quien ahora mismo se me escapa su nombre.
Los
Rosarios cantados, o Fiestas a la Cruz eran parte de nuestra tradición de
barrio que al igual que la despedida de año, todo el mundo se olvidaba de
bochinches y dimes y diretes.
Según la
historia, estas fiestas se originan en España y cuenta la tradición que se
empezaron a celebrar en Puerto Rico tras la Isla haber sido sacudida por un
terremoto el 3 de mayo de 1787. Ese día se hallaron los restos de una cruz y
los pobladores comenzaron a elevar plegarias y cantaron para que Dios los
librara de aquel terrible mal. Con música se hicieron los rezos a la Santa
Cruz.
Eran nueve
días corridos de actividad. Se celebraban en un local vacío que había detrás de
la tienda de Don Juan. No había piso de concreto. Todos nos reuníamos para
limpiar el local y brillar aquel piso de tierra. Se traían sillas viejas ose
improvisaban bancos con tablas y latones.
Las doñas
arreglaban un altar en donde ponían generalmente una cruz y una imagen o
estatua de la virgen María. Sacaban sus mejores manteles y forraban unas cajas
con papel de colores.
Arrancaban
las flores más bonitas del barrio y adornaban el altar.
Cada noche
había un padrino o madrina quien cargaba la capia y le tocaba poner un escalón
para subir la cruz. En total serian nueve escalones para la última noche en
donde se tiraba la casa por la ventana, había la mejor comida, bebidas y hasta
baile.
Recuerdo
que dependiendo del padrino o la madrina del día así serían las golosinas y
refrigerios que se servirían. Bizcochitos de distintos sabores siempre
adornados con una banderita, galletas Export Sodas, salchichón, sandwichitos de
mezcla, galletitas Ritz con pasta de guayaba, besitos de coco, queso del que
apareciera, aceitunas… eran parte de las golosinas que se repartían. Los
refrigerios eran siempre refrescos naturales: de china, de guanábana, horchatas
de ajonjolí, de almendra o maví…
Al lado del
altar s colocaban los músicos y en las primeras filas los que dirigían los
cánticos.
“Por la
señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos” ese era el cántico de entrada.
Despues una de las hermanas Coimbre cogía la batuta y leía las intenciones del
rosario y daba las gracias a los padrinos de la noche.
En total
eran como 19 cánticos todos ellos alusivos a la cruz o la Virgen.
“Salve cruz
Santa y Divina, donde Jesús expiró…”
De tantas
veces que uno escuchaba los cánticos uno llegaba a memorizarlos. Casi todos
ellos tenían un coro en donde todos cantaban.
Era curioso
que al menos uno de los canticos era en Latín y todos repetíamos las estrofas
en latín sin quizás, por lo menos yo, saber que diantres estaba uno diciendo.
Habían cánticos y letanías que a mí de muchacho me daban sueño. Pero otros
tenían un sabor jíbaro de fiesta y alegría.
“Mayo
florido, mes de las flores, hoy te saludan los trovadores..”
A mí el que
mas me gustaba era uno que decía”
“De los
cielos bajan, alpas y clarines … la música entera de los serafines”
Muchachos
al fín, mi grupito de títeres del barrio le cambiábamos la letra:
“De los
cielos bajan, tortas y domplines, la música entera de don Juan Martinez”…
Siempre uno
de nosotros se llevaba un cocotazo por la ocurrencia de una de las viejas…”respete
muchacho”.
Las Fiestas
de Cruz se siguen celebrando en Puerto Rico, en sus barrios, sus iglesias.
Algunas auspiciadas por los municipios.
Eso.. que
nunca se acabe la tradición ni la Fe de nuestro Pueblo…
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