Mostrando las entradas con la etiqueta Miserable.... Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Miserable.... Mostrar todas las entradas

domingo, 17 de enero de 2010

Maceta, Tacaño, Pichirre, Agarrado, Miserable...

A los tacaños, a aquellos que teniendo, no sueltan, no dan, en mi país, se les llama Maceta. Son duros... se les compara con el excremento de guayaba, porque hay que pujar muy duro para poder dejar la carga.

No podemos poner en este grupo a los que verdaderamente no pueden, porque no tienen. Esto me recuerda a un pretendiente que tenía una de mis hermanas, que el pobre muchacho verdaderamente no tenía. Una noche decidimos un grupo ir a comer pizza y el muchacgo estaba visitando a mi hermana. Los invitamos y el puso varias excusas para no ir, pero mi hermana le insistió tanto y tanto que no le quedó más remedio que aceptar. Ya en la pizzería, pedimos las pizzas y los refrescos y procedimos a hacer el "serrucho" (así le decíamos a la recolecta del dinero para pagar la cuenta) y el pretendiente sacó una peseta que era lo único que tenía y dijo a viva voz, -"yo pongo la música" y se paró a depositar los 25 centavos en la vellonera y escogió la música para la velada.

Nadie protestó y él tambien comió y bebió. Mi hermana, pues, lo despachó un tiempo despues al repetirse una vez más la odisea. No era maceta, era un pelao... que es practicamente lo mismo.

De los miserables, macetas, duros, agarrados o pichires se han hecho innumerables chistes:

- Había un señor tan tacaño que veía la misa por televisión, y cuando venían las limosnas cambiaba el canal.

- Había una vez un tipo tan tacaño, pero tan tacaño, que un día iba con su novia paseando y pasa por frente de un restaurante, y su novia dice:
¡Mummmmm que rico olor!
Y el novio le dice:
¿Quieres pasar de nuevo?

- ¡Papá!, ¡papá! ¿Podemos ver la televisión?. Sí, pero no la prendan.

- Este era un hombre tan, pero tan tacaño, que vendió el reloj para no dar la hora.

- Este era un hombre tan tacaño, tan tacaño, que soñó que se tomaba un café en un restaurante y se despertó para no pagarlo.

- Este era un hombre tan, tan tacaño, que cuando murió su esposa se casó con la cuñada para ahorrarse la suegra.