Me llama mucho la atención el interés que han creado mis escritos sobre Ponce, el pueblo que me vió nacer.
Yo fuí claro desde un principio porque nosotros los ponceños somos engreidos y sobreprotectores de nuestra calurosa ciudad. Pero, es que yo no sé a ciencia cierta que es lo que nos hace ser así.
Tengo que hacer una confesión. Yo quizás no sea la persona mas idónea para hablar de Ponce porque solo viví en este pueblo los primeros once años de mi vida. Once años que hicieron de mí el ponceño más orgulloso de su pueblo. Quizás más orgulloso que muchos que nacieron, vivieron y murieron allí.
El acento ponceño, el paladar ponceño , nuestras costumbres y tradiciones se sellaron en mí y de mí no salen.
Todavía cuendo empieza a llover, digo que esta "chispiando". Un pastelillo es de guayaba y una empanadilla es de carne, queso o pollo. Una ficha son cinco centavos y un vellón son diez. Un caldero es una olla y las verduras no son viandas. Una droga en la escuela es un "bate" y con un "boa,boa" nos burlamos de ti cuando nos mofamos.
Al usar estas expresiones nos reconocemos. ¡Somos ponceños!
Nos han escrito preguntando por "Uvita" y por el chivo Pepe". A Uvita sí lo conocí, pero no en la intimidad. No sé cual es su verdadero nombre, me parece que era Fernando, no sé si era casado, viudo o divorciado. Lo conozco como lo conocieron miles de ponceños de aquella epoca de los años 50. Flaco, bien blanco y con un bigotito como el de un galán de cine. ¿Qué lo hacia popular y querido? Dirigía el tránsito como el más experto policía, con uniforme y todo. Presidía los cortejos fúnebres con la honra y dignidad que merecía el momento...con su etiqueta negra y todo. Cualquier parada, carnaval o festividad...era Uvita el que la presidia. La gente lo queria y lo respetada. .
Al chivo Pepe lo conocí a través de las historias que pasan de boca en boca. Era un cabro callejero que bebía y fumaba. No se le conocía dueño y andaba suelto por las calles del pueblo. Como era motivo de curiosidad, la gente le daba cervezas y le ponían cigarrillos prendidos en la boca. El cabro se emborrachaba y la gente gozaba al verlo tambalearse.
Sitios como "El tibidabo", un restaurante popular en el centro de Ponce, tampoco lo conocí, pero escuché tantas y tantas historias. Allí frecuentaba un abogado, al cual no le iba muy bien y siempre iba a comprar "pegao" con habichelas y un huevo frito encima. Los dependientes lo conocían y ya lo vacilaban porque muy pocas veces quería pagar y para avergonzarlo gritaban- "Pegao pal licenciado", lo que enfurecía al personaje. Era en el "Tibidabo " donde vendían las mejores empanadas y "el africano en canoa" que no era otra cosa que un pedazo de morcilla dentro de un pedazo de pan.
Personajes como Andrés Grillasca, el alcalde, siempre vestido en chaqueta y sombrero blanco. Wito Morales, el narrador de los juegos de pelota hay que mencionarlos.
Mención aparte merece Isabel la Negra. ¿Qué si la conocí? Claro, pero no como usted cree. Nunca fui su cliente porque era muy nene. Para los que no conocen la historia, Isabel era una negra del sector "Cuatro Calles" la cual se hizo de mucho dinero siendo "mapriola", que no es otra cosa que la dueña de un prostíbulo. Ella tenía las mujeres más bellas bajo su manejo, las cuales vendía al mejor postor. Dicen las malas lenguas que por el sitio de Isabel la Negra, pasaban los hombres mas ricos, empresarios y políticos. Su primer sitio estuvo en el barrio San Antón, en donde nací, justo al lado de la finca de papá. Mi madre que era costurera le hacía los trajes a muchas de las muchachas de Isabel. Jugaban conmigo cuando se los iban a medir y a entallar. (qué pena que yo era inocente) . Isabel era conocida por lo dadivosa que era. Tengo que admitir que los mejores juguetes del día de Reyes venían de la casa de Isabel. Regalaba miles ese día. No se escondía para ayudar a quien le pedía. La recuerdo bien vestida y maquillada y tenía un carro grande negro y chofer. Ayudó a todos e inclusive a la Iglesia católica. Al morir el Obispo de Ponce negó el que a Isabel la llevaran a la catedral. Este hecho fue de tal impacto que hasta una película se filmó.
Tuve la suerte de disfrutar de la "retretas". Cada domingo en la noche, la banda de bomberos amenizaban tocando como solo ellos sabian, la mejor música. El oido se afina y uno aprende a valorar lo suyo. Todo era gratis, sano, entretenido... ¡qué pena que desaparecieron!
Escuché a "Los Concertinos". Vi en el teatro La Perla, cuando se podía, a las mejores estrellas del momento, las mejores obras teatrales. Recuerdo en una ocasión que El Indio Araucano llenó el teatro y muchos nos quedamos afuera. El famoso cantante al percatarse, abrió una ventana que daba a la calle y cantó " a Capella", bueno con su tamborcito, su canción más popular..."Soy marinero, mira que bonito el mar"...
Los carnavales, las máscaras y vegigantes, el esplendor de los reinados llenos de lujo... todo eso se queda ahí en tu mente... El Paquito Montaner, Las Cucharas, el piquito, los domplines, las quenepas y los níperos, el rio Maraguez, el Vigía, Cuatro Calles, la Plena, su danza, su plaza, su fuente.... ¿Sigo?
Para más relatos, más fotos y videos visita : http://www.Hispanoplaces.com ( El Portal Hispano hecho en Orlando, Florida para los latinos del mundo)
Domingo, 31 de Mayo de 2009
Don Toño deja correr su pluma para narrar lo que le viene en mente. Puede ser de su pasado, de su presente... lo que recuerda y hace a otros recordar. Lo que hace estos días diferentes a su pasado. Habla de su vida en los Estados Unidos y como el cambio de cultura , de idioma y de sabores le afectan positiva o negativamente. Todo en un lenguaje de pueblo, con gracia y sin tapujos...
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domingo, 23 de agosto de 2009
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Etiquetas:Relatos. Puerto Rico
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