Don Toño deja correr su pluma para narrar lo que le viene en mente. Puede ser de su pasado, de su presente... lo que recuerda y hace a otros recordar. Lo que hace estos días diferentes a su pasado. Habla de su vida en los Estados Unidos y como el cambio de cultura , de idioma y de sabores le afectan positiva o negativamente. Todo en un lenguaje de pueblo, con gracia y sin tapujos...
jueves, 13 de septiembre de 2012
ASÍ CRECIMOS EN PUERTO RICO
ASÍ CRECIMOS EN PUERTO RICO
(Enviado por mi ex alumno y amigo Raul Rosado
(Dedicado a mis pares los que nacimos y crecimos entre los '50 y los '60)
¿Pero cómo carajo sobrevivimos en nuestra infancia? Si viviste de niño o de adolescente en los 50 o en los 60, ¿cómo hiciste para sobrevivir?
Los carros no tenían cinturones de seguridad, ni bolsas de aire, ni tenías que ir atrás en el infant seat. En el carro cabían los que cupieran, hasta en...la falda, y al guardia le importaba un carajo.
Si chocábamos y te jodías, nadie le echaba la culpa a no tener el cinturón puesto. Si te pasaba un "tro" lleno de caña por el lado, le arrancabas una para chupártela o te le guindabas por el lado. Nuestras cunas estaban pintadas con pintura a base de plomo y a nadie le daba ni asma ni alergia.
Si hablabas malo te ponían ají en los labios o te lavaban la boca con FAB. Eso no te causaba traumas ni bipolaridad. Cuando corríamos bicicleta no usábamos casco ni rodilleras, pero si alguien (un privilegiado) los usaba, le decían "pato".
Tomábamos agua de la manguera, no embotellada. Se hacían carritos con cajas de bolas y los echábamos cuesta abajo sin acordarnos que no tenían frenos y terminábamos en los matojos de moriviví, pelaos y sangrando por las rodillas. Nos poníamos en el golpe un pedazo de papel de inodoro y tape, eso si teníamos suerte. Si no, agua y mas ná.
El que tenía el privilegio de tener televisión veía a Pacheco, al tío Nobel y la Hora de la Aventura de Sandra Zaiter. De ahí pa la calle pues llegaba el pai de trabajar y tenía que ver las noticias con Evelio Otero. En la tarde había que regresar antes que oscureciera, si no del castigo o de la correa no te salvabas.
En la escuela los almuerzos eran gratis. No me olvido del pavo desmenuzado y la leche en polvo. Esos putísimos nutricionistas parece que nunca la comieron. Los libros en la escuela eran gratis. Si los escribías la maestra te daba una pela, la principal tambien, y tu pai ni se diga, te daba otra pa' entonarte. A pesar de todas esas pelas, saliemos médicos, abogados, ingenieros, contables, buenos maestros, y alguno que otro hijueputa.
No teníamos ni beeper, ni celular, ni I-Pad ni Bluberry, ni strawberry ni ninguna de esas berries que nos tienen esclavos. Comíamos limbel y piraguas que sabrá Dios con que agua las hacían. Azúcar en todo y huevos en cantidades y no había ni colesterol ni diabetes. Claro, porque estábamos jugando todo el tiempo en la calle pues no había Nintendo ni Playstation, solo los canales 2, 4, 6 y a veces el 11 si el papel de aluminio que le ponías a la antena te funcionaba.
Hacíamos gallitos. jugábamos pelegrina. al esconder, y veo veo, bazookas con latas de habichuela y tape negro que se llenaban de líquido de lighter y explotaban como el diablo. Nadie llamaba el guardia, pero llamaban al pai y la pela te la llevabas. Teníamos disco party de marquesina, con Tang y galletitas Ritz, sin olvidar los sangüichitos de mezcla y agujita y su combo.
Caminábamos a la escuela pues eso de carro público era para la HI. Los juegos de pelota eran con un palo de escoba y una bola de papel con tape a la vuelta redonda. Si eras hijo de puta Santa Cló no te traía un carajo. Disfrutábamos de las verbenas de la iglesia católica y tu pai se la pasaba en el kiosko dándose la fría, pero no había problemas de alcohol.
En tu casa siempre había comida, aunque fuera arroz y habichuelas y vianda con bacalao. Hoy en día el "nene" quiere Nuggets o Burger King. Lo que falta es que lo dejen dos días sin comer para que veas si se come el bacalao. Lo mas sucio y depravao de aquella época era Álvarez Guedes con sus chistes.
No había Haagen Dazs ni Baskin Robbins. Si tenías suerte te llevaban a los chinitos. Nadie estaba pendiente de la dieta. Te daban aceite de bacalao y las frutas que te comías de los árboles frutales del barrio. Tomabas café con leche acabadito de colar en una media. ¡Qué capuchino ni moccachino ni que mierda!
Pero la gran pregunta es, ¿cómo sobrevivimos? Pues, porque teníamos AMIGOS, de carne y hueso, que veíamos todos los días, que nos consolaban cuando estábamos tristes, nos tapaban cuando metíamos la pata, que en las buenas y en las malas nos apoyaban, y no nos fallaban.
¿Eres tú uno de esos? Si lo eres, envía este mensaje a to's los que conozcas pa' que sepan como éramos los de nuestra generación. Si no lo quieres compartir, pues que se joda. De todas manera no te va a traer mala suerte ni te va a pasar un tró por encima ni te va a partir un rayo ni ninguna de esas pendejases…
Autor: Un Sesentoso Feliz de haber Sobrevivido
Etiquetas:Relatos. Puerto Rico
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Nauseada de que Roselyn Sánchez se acredite esto en feibú.
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