Tengo que confesar que una de las cosas que más echamos de menos los boricuas que brincamos el charco es la época de Navidad. No importa el número de años que uno lleve por acá.
Tengo además que decir que más me refiero a las Navidades de hace muchos años atrás en la isla porque desgraciadamente se ha perdido mucho con la alta criminalidad y la pobre economía que impera.
Mire usted que los boricuas en la isla hacen lo indecible para que esa época no cambie, pero hay que admitir que sí ha cambiado.
Llevo casi 30 años viviendo en Gringolandia y te puedo asegurar que los primeros años por acá fueron muy difíciles porque el cambio fue drástico. Te hablo de cuando por acá era difícil conseguir sofrito y un cantito de lechón era un lujo. No había internet y menos Facebook o Twitter. Llamar a la isla era caro y conseguir línea en Navidad o Año Nuevo era misión imposible.
Éramos muy pocos los boricuas por estos lados y la Navidad era triste y fría.
Pero los tiempos han ido cambiando y por acá las Navidades se han ido calentando ... no al extremo de Puerto Rico, pero sin nada que envidiarle a las de allá.
Aunque muchos tengan que trabajar, porque aquí no hay respeto pa'eso, se hacen los emborujos que se tengan que hacer para pasarla bien y recordar nuestra Patria y nuestras tradiciones.
El sentido religioso de la Navidad, no hay quien nos lo quite. Al contrario, por estar en tierra de todos, las misas de aguinaldo se convierten en misas de hermandad entre todos los hispanos. Una noche es dedicada a los mejicanos, otra a los cubanos, los puertorriqueños, los ecuatorianos, los venezolanos y siga usted sumando. Luego de la misa se sirve desayuno en donde los platos típicos de cada pais se sirven y se comparten. Aprovechamos para charlar de cada una de nuestras tradiciones y la velada es única.
Los asaltos por este lado se hacen guillaitos, porque si tú formas un alboroto a las dos de la mañana, te llaman la policía...
Pero mas tristeza me da el conocer que esta linda tradición casi no existe en la isla debido a los bandidos que aprovechaban para asaltar, robar y hasta matar.
De Parrandas, que es bien distinto a los Asaltos, sí te puedo asegurar que los boricuas de la banda acá han hecho tremendo trabajo.
Los otros días unos buenos amigos, Tony y su esposa Evangelina, mejor conocida por Vangie, nos invitaron a una Parranda en su casa. ¡Compadre, qué parrandón!
La cita fue a las dos de la tarde y ya una primera truya con acordeón y sus consabidos palitos, maracas, guiro y pandereta habian entrado en función cuando llegamos.
Tony tiene una hermosa casa la cual tiene un patio enorme. Al fondo tiene un ranchón cubierto simulando una casa de campo y un palo de aguacate dándole sombra. Sembradíos alrededor de la casa en donde vimos ají dulces, recao, yuca, orégano, malanga y batata . Nada que envidiarle a cualquier campo en la isla.
Al lado del ranchón, Tony se entretenía con su caja china haciendo costillas y pollo al carbón. El olor era de campo y lo más que agradaba era el calor humano de esos seres que nos recibieron y nos hicieron sentir como parte de su familia.
Después de los saludos e introducciones de rigor, Tony me dijo lo que siempre los boricuas decimos,- "Mire tocayo sígame para enseñarle en donde están las frías... yo te brindo la primera y por ahí pa' bajo usted sabe donde encontrarlas". Dicho y hecho porque después de esa, no me perdí.
La Parranda prometida, todavía no había llegado... Vangie nos contó que el grupo Parrandero pertenece al coro hispano de la Iglesia San Peter and Paul y que por cierto dirige un americano. Que los escuchó en una Parranda y se puso en una lista para que le trajeran a ella la Truya. Eso fue hace dos años... Pero después de dos años, llegó como prometieron.
Por supuesto, su canción de entrada fue "Saludos,Saludos'... y despues de varios canticos, todos nos trasladamos al campito detras de la casa. Allí ellos enchufaron micrófonos y sacaron sus cancioneros. Todos nos envolvimos con ellos en un solo canto. Se bailó y se recordaron los buenos tiempos. Eramos un montón de desconocidos pero unidos por el mismo espíritu.
Despues de casi una hora de canción tras canción, se hizo un parentesis para darle de comer al cuerpo luego de tan embriagante olor que provenía del ranchón de Tony. Comida como pa' un ejercito, como decimos en el campo. Platos diversos provistos por los asistentes en unión a un fín común. Usted comía y repetía hasta la saciedad.
Lo mejor del asunto era que no habían grupitos, sin conocernos muchos de nosotros nos unía la amistad a Tony y su esposa.
Despues de la cena, los Parranderos volvieron a la carga para entonar los mejores canticos de Navidad y los mejores canticos a la Patria... ¡Qué dia bendecido! Mi doñita me repitió en varias ocaciones que se sentía en Barranquitas... Muy poco inglés, mucho sabor, mucho jolgorio, mucha unión...Como en la Navidades de en Antes... ¡Que no se pierda nuestra tradición!
Gracias Tony y Vangie por incluirnos...
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